General Policiales
Crimen del juez Aráoz: los hijos rompen el silencio y denuncian cuál sería el verdadero móvil del asesinato

El caso conmocionó a Tucumán: lo mataron de diez disparos cuando estaba en su casa, en Yerba Buena. 20 años después, su familia denuncia un complejo entramado de corrupción.
El 26 de noviembre de 2004 Tucumán se paralizó con la noticia del brutal crimen del juez de menores Héctor Agustín Aráoz. Lo asesinaron de diez disparos en su domicilio de Yerba Buena.
Tras más de 20 años de dolor y una búsqueda incansable de justicia, con Alejandro Darío Pérez –uno de los coautores condenados a prisión perpetua– recapturado el 1 de julio de 2025, tras más de una década prófugo, los nueve hijos del magistrado emitieron una contundente y emotiva carta.
En el texto, no solo exigen el cumplimiento efectivo de la pena. También desmienten la carátula de “crimen pasional” que, según expresan con profunda convicción, fue impuesta para ocultar la verdadera trama detrás del homicidio: la investigación del juez sobre una compleja red de policías, menores liberados y drogas.
La autopsia realizada al cuerpo del juez reveló un detalle escalofriante: aunque recibió diez disparos, murió desangrado, un indicador de ensañamiento y de una agonía lenta y dolorosa.
Durante el desarrollo del juicio que condenó a los policías, un empleado del juzgado había declarado que Aráoz estaba muy ofuscado porque había descubierto que un oficio había sido adulterado y ordenó allanar una comisaría. Horas después, fue asesinado.
Para sus hijos, se trata de una prueba contundente sobre el móvil de crimen: tapar una compleja trama de corrupción.
A lo largo de los años, el caso Aráoz estuvo plagado de sospechas de encubrimiento y se mantuvo en el centro de la atención pública. Ahora, con la reciente detención de Pérez -sentenciado a prisión perpetua junto a Ema Hortensia Gómez-, la voz de los hijos cobra una fuerza renovada.
Consideran que la verdad completa debe salir a la luz. Y que la justicia, finalmente se aplique en su totalidad.
La carta completa de los hijos del juez Héctor Agustín Aráoz
“Durante años, desde el asesinato de nuestro papá, juez de menores Héctor Agustín Aráoz, fuimos espectadores silenciosos de mentiras y barbaridades que se dijeron en torno a lo sucedido.
La carátula del crimen fue, y es una ilusión de la verdad, crimen pasional. Era el camino más rápido y conveniente para dejar de lado el verdadero por qué del trágico destino de nuestro papá.
Héctor Agustín Aráoz, en el ejercicio de sus funciones como juez de menores, descubrió una entramada red donde policías, menores liberados y drogas hacían su juego. Un oficio adulterado con su firma fue el desencadenante, en el que se ordenaba la libertad de un menor (información que salió a la luz durante el juicio oral, en el 2011).
A partir de ahí, muchas cosas tomaron sentido, entendiendo por qué, tanto el teléfono de su casa como del juzgado, estaban pinchados, no podíamos llamarlo, era perseguido cuando salía de su vivienda, teniendo que dejar su vehículo en ciertos lugares para luego ser buscado por alguno de nosotros.
Pero aún así, no lograron intimidar al juez Aráoz, nuestro papá. El 26/11/2004, mandó a peritar las computadoras de la Comisaría Seccional 3era, de la cual sospechaba había salido el oficio adulterado. Horas después, era asesinado en su propio domicilio (todo lo mencionado fue expuesto y documentado durante el juicio oral, año 2011).
A veces nos preguntamos: ¿no hubiera sido más fácil para él mirar para otro lado, como hizo su entorno, y contrariar sus valores? ¡Pero no pudo! ¡Sus convicciones y esos valores, que hoy son nuestro legado, no lo dejaron! ¡Qué diferente hubiera sido la historia!
¿Y todavía hablamos de crimen pasional?
Se trató de un hecho aberrante e injusto. Se fijó una pena a los culpables de su muerte, prisión perpetua para Alejandro Darío Pérez. Y es por eso que hoy pedimos, a los que tienen este caso en sus manos, que se aplique la pena ya dictada con la mayor celeridad posible, recordando que se trata de un asesino y que ya tiene el antecedente de haber burlado la seguridad de la provincia durante más de 10 años.
A pesar del dolor de todos estos años y mentiras, el amor de nuestro papá y sus valores ¡siguen intactos!
Eso también será perpetuo.
Sus hijos, Agustín, Lucrecia, Joaquina, Mariano, Rodolfo, Solano, Josemaría, Jerónimo, y Mercedes y Lucrecia Terán (exesposa del juez).”
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