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El crimen de las 33 puñaladas llega a juicio: está acusado de haber matado a su pareja y enfrenta una perpetua

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El femicidio de Cintia Cerrudo marcó un antes y un después en San Andrés de Giles. “Espero que la Justicia esté a la altura”, dijo la mamá de la víctima.

“¡Mami, me mata!”. El grito de Cintia Cerrudo y la estela de espanto que dejó todavía retumba en la memoria de un pueblo: San Andrés de Giles nunca volvió a ser el mismo después del femicidio de las 33 puñaladas, que este lunes tiene su capítulo cúlmine con el arranque del juicio oral contra el único único acusado.

La causa, que desde el primer momento generó indignación y movilizaciones, es analizada por el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mercedes en base a un “homicidio doblemente calificado por ser cometido contra la cónyuge y por ser realizado por un hombre contra una mujer mediando violencia de género”. De ser encontrado culpable, la única condena posible para Luis Giunta Goyeneche, exesposo y padre de los hijos de Cintia, es la prisión perpetua.

“Las sensaciones son muchas en estos días. Me gana la tristeza, me invade la impotencia. Me acabo de levantar y ya quiero que se termine el día. El femicidio de mi hija me dejó muerta en vida”, dice Mary Leonelli, que soporta a diario el recuerdo de aquellos gritos y el peso de no haber podido evitar el horror.

La mamá de Cintia retrata sus movimientos en la previa al debate. “Me citó el área de Género para una reunión. Tuve que ir al juzgado para que me explicaran cómo va a ser el juicio. Son cosas que yo veía por televisión y que jamás imaginé vivir. Saber que tengo que verle la cara al asesino de mi hija y remover todo de nuevo es muy doloroso. Ya pasaron tres años y ocho meses y es una angustia que nunca acaba”, describe.

La víctima tenía 32 años cuando fue asesinada por su esposo y padre de sus dos hijos. (Foto: Facebook / Cintia Cerrudo)
La víctima tenía 32 años cuando fue asesinada por su esposo y padre de sus dos hijos. (Foto: Facebook / Cintia Cerrudo)

Un crimen que marcó un antes y un después

El caso ocurrió la mañana del 8 de enero de 2022. Cintia, una joven querida en San Andrés de Giles, fue asesinada en su propia casa. Thiago y Leonardo (11 y 7 años al momento del crimen), los hijos de ambos, escuchaban los gritos desde una habitación. La noticia se expandió rápidamente y el pueblo entero quedó en shock.

Los días anteriores, Giunta se había ido de la casa que compartía con Cintia. Aquella vez cayó de sorpresa: sabía que la mujer de la que se estaba separando solía compartir las mañanas con su mamá. “Quiero hablar con vos, salí al pasillo”, fue el mensaje que recibió la víctima. Cintia le hizo caso.

-Necesito que escuches y me expliques este audio que me mandó mi hermano-, la encaró Goyeneche mientras le achacaba una presunta infidelidad.

Cintia reconoció su voz en medio de un bullicio y le devolvió el teléfono.

-¿No te das cuenta de que tu hermano es un gorro de lana? Lo único que hace es calentarte la cabeza. Ya somos grandes-, le respondió ella antes de darse vuelta y meterse nuevamente en el pasillo.

Según los investigadores, allí Giunta Goyeneche la tomó de atrás, sacó un cuchillo y comenzó a apuñalarla. La mayoría de las heridas fueron en el pecho y el cuello, aunque también sufrió cortes en las manos y los antebrazos en el intento de defenderse. La autopsia determinó que la causa de muerte fue un paro cardiorrespiratorio como consecuencia de la cantidad de sangre que perdió Cintia.

Cintia y el acusado tuvieron dos hijos. (Foto: Facebook / Cintia Cerrudo)
Cintia y el acusado tuvieron dos hijos. (Foto: Facebook / Cintia Cerrudo)

El acusado está detenido desde el primer día. Luego del ataque, corrió unos metros y se metió adentro de un vacunatorio. Eran los tiempos de la pandemia.

“Déjenme que me mato solo”, gritaba Giunta mientras se hacía cortes con el arma homicida. Las heridas fueron superficiales y, minutos después, la Policía lo detuvo. Desde entonces, pasa sus días en la Unidad Penitenciaria N°5 de Mercedes.

El juicio, la esperanza de justicia

“Si bien tengo claro que nada ni nadie me va a devolver la vida de Cintia, lo único que espero es que la Justicia esté a la altura. Que le den perpetua”, remarca Mary.

El juicio, que sufrió dos postergaciones -inicialmente estaba previsto para junio de 2024 y, luego, para febrero de este año-, representa para la mamá la posibilidad de cerrar una etapa y encontrar algo de paz, aunque el dolor siga presente: “Lo que hizo fue terrible porque no solamente mató a mi hija, sino que arruinó la vida de mis nietos, que son sus propios hijos. Destrozó a toda la familia”.

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