Policiales
Detuvieron a Gastón Zárate, el pintor del caso Nora Dalmasso, por el crimen de un hombre en Córdoba
Fue apodado como “El Perejil” tras ser detenido en 2007, bajo la acusación de haber sido el autor del crimen de la mujer asesinada en su casa de Río Cuarto. La Justicia lo sobreseyó, pero este sábado volvió a ser acusado por otro homicidio.
Gastón Zárate,también conocido como el “perejil” por haber sido detenido e incriminado en el crimen de Nora Dalmasso, fue detenido este sábado a la tarde, por presuntamente haber asesinado a un hombre en una cancha de fútbol de la ciudad de Río Cuarto, provincia de Córdoba.
Según confirmaron fuentes oficiales a Infobae, el hombre quedó bajo arresto, tras haber sido acusado de homicidio. Aparentemente, el sospechoso habría protagonizado una pelea poco después de las 18 horas en un complejo deportivo ubicado en la calle Lamadrid al 1.500.
El incidente se habría originado durante un partido en el que el señalado jugaba junto a sus hijos de 15 y 17 años. En ese contexto, se habría producido una discusión con Rubén Ezequiel Acuña Ustarroz, de 37 años, quien también se encontraba en el predio.
De acuerdo con la información publicada por La Voz del Interior, Zárate atacó a Acuña Ustarroz utilizando un trozo de hierro que habría halló en el lugar. De esta manera, le habría provocado una muerte instantánea, luego de que el objeto hubiera quedado introducido en la cabeza de la víctima.
A raíz de esto, los servicios médicos convocados únicamente constataron la muerte del hombre de 37 años, apenas arribaron a la escena. Por este motivo, la Policía de Córdoba dispuso la detención inmediata de Zárate, ya que todavía permanecía en el lugar. Hasta el momento, no se han esclarecido las razones que habrían motivado la discusión y la posterior agresión.
La detención de Zárate mantiene fuerte repercusión pública por su antecedente como imputado en la causa del homicidio de Nora Dalmasso, la mujer de 51 años que fue asesinada el 26 de noviembre de 2006, cuando se encontraba sola en su casa de Río Cuarto.
Al momento de cometerse el crimen, el hombre había sido contratado como pintor, para trabajar en una obra de remodelación que llevaba a cabo la familia Macarrón-Dalmasso. Por esto, la Fiscalía que estaba a cargo de la investigación en ese entonces había ordenado su detención e imputación en febrero de 2007.
De acuerdo con el planteo de los fiscales, la mujer había sido agredida por una persona que ella conocía, debido a que no había puertas y/o ventanas forzadas. De esta manera, pusieron la lupa bajo el empleado, de quien sospechaban que podría haber aprovechado que la víctima se encontraba sola, ya que su esposo se encontraba de viaje en Uruguay.
Por ese entonces, el arresto y acusación de Zárate generó conmoción en la sociedad, que llegó a organizar marchas para pedir por su liberación. Fue así que surgió “el perejilazo”, que derivaría en la excarcelación del hombre. Sin embargo, estuvo vinculado a la investigación por cuatro años.
“Me arruinaron, la gente que no me conoce no me da trabajo”, declaró Zárate en un diálogo con Radio 10, luego de haber sido sobreseído por la Justicia en 2011. Según la resolución judicial, era insostenible continuar con la imputación, debido a que no había elementos probatorios de que el pintor hubiera estado en la escena del crimen. Además, el ADN masculino hallado en el cuerpo de la víctima no era compatible con él.
Finalmente, un punto de quiebre en la causa surgió en diciembre de 2024, cuando el nuevo fiscal Pablo Jávega presentó el resultado de análisis genéticos actualizados. Estos habían sido realizados a partir de las muestras recuperadas en el cinto de la bata utilizada para estrangular a Dalmasso, junto a un pelo hallado en la zona genital.
De esta manera, los peritos confirmaron que ambos coincidían con el perfil de Roberto Marcos Bárzola, quien desempeñaba como parquetista en la vivienda de la familia. El fiscal lo imputó formalmente por “abuso sexual seguido de muerte”.
Bárzola sostuvo su inocencia ante los medios y la Justicia. A pesar de esta imputación y del giro que implica, los plazos legales podrían impedir que el trabajador llegue a juicio, dado que la prescripción del homicidio dejaría fuera de acción a la Fiscalía, tras haberse cumplido casi 19 años del hecho.